martes, 2 de febrero de 2010

Mi mundo


“En una oficina que se parecía al mismo infierno, el teléfono no paraba de sonar, el edificio estaba cubierto de humo, los clientes no paran de quejarse del servicio, todo el aire de paz se había desvanecido, el mundo que yo soñé ya no existía”. Esas fueron las palabras de Fernando Calan antes de quedar en coma.

CAPITULO I

Era una tarde de primavera, cuando Fernando Calan cayó desmayado en su oficina, el ambiente estaba pesado y gris, las paredes se caían a pedazos, y su secretaria hacía todo lo posible para reanimarlo, pero el hombre harto ya no caminaba por el mundo de los vivos…

 ¿Donde estoy?  Se preguntó Fernando, cuando una voz tenue le respondió

En este momento es lo que menos importa dijo la voz

 ¿Y Tu quien eres?  volvió a preguntar esperando una respuesta

 Yo soy el que te creó, el que analiza tu vida, quien escribió tu historia, tu señorafortunadamente era el Mesías

 Entonces, ¿Ya estoy muerto? dudaba Fernando

 Si, digamos que si, pero lo que importa ahora es la misión que tengo para ti le respondió

 ¿Cual es?_ indagó

Quiero que crees un nuevo mundo, sobre esta tierra prometida expresó con tonos de grandeza.

 Pero tu eres quien creó todo, yo no me puedo comparar con vos, no tengo poderes, no puedoAludió con los ojos hacia abajo

 Toda tu vida te la haz pasado diciendo que querías cambiar el mundo en el que vivías, y eso para mi es suficiente, a partir de hoy tu cuidaras de esta tierra, te daré todas las herramientas que necesites, pero también tendrás que superar mis pruebas le aseguró Dios

 Pero, ¿Cree que eso sea suficiente? Y ¿Qué clases de pruebas?  cuestionó el hombre

 Acá el que manda soy yo, ahora, adiós Y el Mesías desapareció.

Cuando miro su nueva tierra, el joven no veía nada más que arena y palmeras, no había nadie, todo estaba deshabilitado, era un desierto, y el joven se puso a gritar como solucionaría esto, y bajo gritos y llantos se quedó dormido.




CAPITULO II

Cuando abrió los ojos se encontró con una persona de turbante egipcio, de ojos grandes y negros como aceituna y con una voz muy ronca le habló.

 Hola joven, si te la pasas durmiendo vas a morir en una tormenta de arena, tu señor me ha enviado para ayudarte a crear tu ciudad y mi nombre es Amón-Ray lo saludo extendiéndole la mano

 Mi nombre es Fernando, y por cierto, ¿que quieres que haga si esto es un desierto, no puedo hacer nada, no tengo gente, ni nada? le expresó con mal humor.

 Yo soy el faraón de Egipto, yo cree una ciudad de la nada, y si observas, este lugar es un tesoro, tenés agua, que es un componente básico de la vida, tenés árboles, tenés materiales de construcción, ¿Qué mas podés pedir? le respondió el faraón

 Pero me falta gente, trabajadores, mujeres, niños, ¿a caso crees que con tres palabras puedo crear un mundo?

 De eso me encargo yo, acompáñame, te enseñaré algo _ le dijo Amón- Ra y lo llevo hasta un pico muy elevado

El faraón le mostró la tierra al muchacho que escondía muchas maravillas, le contó acerca de sus historias, lo que había vivido mientras estaba vivo, y que le iba a enseñar todo lo que sabía para crear su ciudad.

CAPITULO III

Después de un largo día de ensayos, aprendizajes de matemática y ciencias climáticas, los hombres empezaron a construir los primeros edificios, todo iba bien por la marcha, hasta que en ese momento apareció Dios diciéndoles que dentro de poco comenzaría la segunda prueba, Calan le preguntó cual era, pero el Mesías se negó a responderle.
Cada día la ciudad tenía mas colores, todo tomaba forma, la gente vivía tranquilamente, pero, ¿qué le escondía el señor?, esa era la pregunta que pasaba por la cabeza de Fernando una y mil veces, no comprendía aun su situación, pero todo era como lo soñaba, un lugar nuevo en donde empezar.
Al día siguiente Calan, el faraón y toda la gente se despertó bajo una furiosa tormenta que cubría sus grandes palacios, todos gritaban auxilio, no podían escapar de sus viviendas, no se animaban a abandonar su nuevo mundo, Fernando subió hacia la colina y llorando le gritaba.
 ¿Porque me hiciste esto?  estaba derrotado e infeliz, viendo la gran inundación y bajo las tinieblas su Dios le respondió:
“Esta es la segunda prueba que debes superar, no te aferres a nada”  esas fueron sus ultimas palabras que pronunció mientras veía al joven escalando troncos para no morir ahogado…

CAPITULO IV

En la tarde, Fernando se encontró naufragando sobre un tronco cuando vio a unos castores armando unos diques y asombrado los llamó.

 ¿Quién son ustedes?, ¿Qué hacen?_ Preguntó el muchacho

 ¡Que lluvia vecino!, nosotros somos castores, y nos dedicamos a construir los puentes y diques en la tierra celestial, y tu, ¿Quién eres? agregaron los castores

_ Soy Fernando Calan, mi ciudad esta bajo agua y no se como salvarla, mi señor me hizo una prueba para ver si mi ciudad era fuerte para resistir al diluvio, pero fallamos_ expresó

 Si tú nos dejas vivir cerca de tu ciudad, te podemos ayudar_.expresaron los castores con fama de negociantes.

Pero, ¿Cómo podrían ayudarme?_ indagó

 Si lo deseas, podemos construir túneles, diques y puentes para desplazar el agua_ le respondieron

 Esta bien, hagámoslo_ lo dijo con una sonrisa y los castores alegres de oír esto se pusieron en marcha.

La ciudad volvió a la normalidad en solo un día, todo estaba intacto, nada se había perdido, y algunos de los pobladores estaban a salvo, era como si nunca hubiera ocurrido nada, el diluvio había quedado en la historia.



CAPITULO V

Con el correr de los meses la ciudad no había cambiado, necesitaba crecer, y fue entonces cuando en el pico del monte celestial Dios le hablo de nuevo a Fernando Calan diciéndole, que su ciudad se estaba quedando en el tiempo y debía hacer algo al respecto.
Después de haber oído esas palabras Calan se quedó dormido.

Sueño

 ¿Asi que Dios te ha dicho que tu ciudad necesita progresar? formuló una voz pausada y muy grave.

Si, pero, ¿Cómo lo sabes tu?... ¿Quien eres?_ un maremoto de preguntas volvió a aparecer

_ Mi nombre es Patricio Pérez y soy un ingeniero, soy el tercer discípulo de tu señor respondió

asi que tu eres mi tercer ayudante, ¿qué crees que pueda hacer ante este pedido? 

 Debes hacer crecer a tu población, necesitas educarla, tienes que crear leyes, generar puestos de trabajo, si la gente estudia, y se informa, puede crear maquinarias para crear un progreso

 ¿La tecnología lo es todo entonces? 

 Es importante, pero también lo es la técnica, sin una técnica sólida, no alcanzarás la tecnología, sin leyes, no puedes organizar a tu pueblo, si no educas a tu gente, no serán nada, bueno debo irme, ahora depende todo de ti y la voz se esfumó entre las sombras.

CAPITULO VI

Calan habría comprendido que para crecer, necesitaba ayuda, pero no la de cualquier persona, sino de su pueblo que le había jurado lealtad, había llegado el tiempo de crecer.
Con el apoyo de su gente y acompañantes, se comenzaron a crear escuelas, edificios de gobierno, asambleas, hospitales y lugares de recreación.
Cuando Dios bajó a ver los adelantos de la ciudad, se encontró con una gran sorpresa, todo había progresado, era un lugar ideal, un mundo en donde crecer era posible.
En ese momento llamó a Calan y le dijo:

 Tu ciudad es única y hermosa, esto es lo que quiero que hagas ahora

 Mi señor, esto no fue hecho completamente por mi, sino, que también tuve el apoyo de sus discípulos le confesó

 Lo se, hijo mío, el verdadero reto empieza ahorarespondió sonriendo con sus ojos llenos de paz.

 No comprendo, y ¿qué era esto entonces? preguntó confundido

 Esto fue solo una vaya entre tantas que pasan por la vida diaria, te traje a un mundo casi hecho, con ángeles que te apoyen y discípulos que te ayuden, esta vez tendrás que arreglártelas solo dijo el Mesías.

Finalmente, Fernando se encontró en un mundo todo blanco, no había ni agua, los árboles se habían esfumado, la arena se había volado, todo había desaparecido, parecía estar dentro de una hoja de papel.
Ya no había arriba ni había abajo, no había personas, todo era un vacío, esta vez no habría quien lo ayude. De repente, el hombre sacó de sus bolsillos un fibrón negro e hizo una línea muy larga y debajo de ella escribió: “A partir de esta línea comienza mi vida”.






Que mundo maravilloso

Panedigrano Pablo

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