miércoles, 3 de febrero de 2010

Un animé para todos



El dibujo japonés empezó hace 40 o 50 años atrás, cuando un grupo de dibujantes encontraron que en los templos existían manteles, monolitos y monumentos de animales, con formas estilizadas y con rasgos humanos.
El dibujo japonés se divide en el manga y el animé.
La diferencia entre ambos, es que el manga nace a partir de la historieta y el animé se lanza a partir de la animación misma.
Los primeros mangas (comics) tenían el objetivo de atraer a los jóvenes al mundo de la lectura. Se conseguían habitualmente en las estaciones de trenes, y a veces se utilizaban como instrucciones.
En este género se destacaron a varios dibujantes brillantes, entre ellos se encontraba Osamu Tezuka, el creador de Astroboy, que utilizaba las mismas técnicas de Walt Disney para crear a sus personajes, y fue así que estos mangas llegaron a la pantalla grande con películas como Heidi, o más tarde Akira, y series como Mazinger Z y Meteoro.
El manga se destaca por su composición de trazos finos y gruesos, sus luces y sombras, y sus personajes estilizados que tienen una historia capaz de resultar graciosa, entretenida y lograr identificarnos.
Con los años, Japón aprendió mucho del marketing de los comics, series y videojuegos impuestos por los Estados Unidos. Pudo adaptarse fácilmente a este mercado y agregó mucho de su cultura, y así creó a las empresas Bandai y Konami, quienes se encargarían de competir con el mundo estadounidense.
En Argentina, el animé empezó a tener su auge con las series de acción a partir de la década del noventa. En ese momento había un canal llamado Magic Kids que trasmitía las series Caballeros del Zodíaco, Dragon Ball Z y Sailoor Moon, que eran el furor de la época y que aún son mostradas en la televisión.
Pero si bien el animé tomó muchos aspectos de las series americanas, y muchas veces las superaba, los críticos consideraron que los programa más elegidos por los niños eran las sagas de los Power Rangers. Sin embargo, el animé siempre deslumbró y unió a los públicos sin importar su edad.
Hoy en día, la calidad de los dibujos animados mejoran a pasos agigantados; existen millones de animés con distintas temáticas, teniendo nuevos fanáticos y aún van por más.

Pablo Panedigrano

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