martes, 2 de febrero de 2010

Señales


Las señales tienen un uso determinado para cada situación.
El mundo las analiza y las deriva con gestos.
De esta manera llegó este cuento.

Sentado en un bar de gitanos pedí la cuenta al mozo, un hombre de 35 años, canoso y de ojos marrones café, de tez muy oscura.
Mi manera de preguntarle acerca del costo de mi desayuno fue a partir de un gesto de manos, en ese entonces, el hombre de rostro bondadoso y angelical se convirtió en un asesino serial, agarró una cuchilla muy afilada con la que solían cortar el pescado y empezó a perseguirme por todo el lugar.
Yo era muy ágil, pero su habilidad con las armas blancas era impresionante, me costaba mucho defenderme de sus ataques, y tenía miedo de que llegara a tajarme, ya que en un rato tenía que irme a la oficina.
De repente, el telón se me puso negro, desafortunadamente estaba contra la pared, vencido, fue entonces cuando recordé las leyendas que me contaba mi abuelo sobre los gitanos y sus gestos de manos, entonces me arrodillé y le pedí que me disculpara, ya que no quería hacerlo sentir incomodo, y que lamentaba haber hecho ese acto de mala educación.
Finalmente, el ave rapaz se había convertido en la avecilla más inocente del mundo, dejó su instrumento de tortura y me pidió disculpas, porque tampoco su acción correspondía y no me cobraría el aperitivo.
Finalmente salí del local muy transpirado, la gente seguramente pensaba que habría corrido un maratón, por suerte, no se notaba que fue una cacería y que yo era la presa.
Por cierto, no me presenté, soy Adrián Hidalgo y soy accionista público, me dedico a las obras de colegios y la reconstrucción de parques nacionales.
Ese día decidí irme en subte porque no tenía monedas para el autobús, vaya forma de andar en esta ciudad.
La gente vive alterada, y yo soy un psicópata más, me gustaría adueñarme de esta, todos los días es igual, si estuviera en el cielo quisiera ver una chica debajo mío como mi primera vez, y por cierto, no soy sexo pata, solo valoro mis experiencias.
Sin embargo si estuviera abajo, quisiera imaginarme en una selva tropical acompañado de mujeres hermosas, en lo posible ninguna ex, fueron muy inocentes y las engañé, por esa razón me quedé soltero.
Pero el detalle más loco fue, que con mi primera novia en una fotografía salió con un brillo en su cabeza como si fueran cuernos, pobre santa.
Ese día creo que una guadaña me llevaba por el cuello, después de todo, no era mi mejor día.
El subte estaba lleno, la gente se balanceaba para entrar, la línea Sarmiento estaba tardando más de lo habitual, sobre la vía alguien gritaba auxilio, no quería acudir ya que estaba muy agotado, el conducto era estrecho y estaba muy poblado.
En ese momento cerré mis ojos para parpadear y mi mente me hizo pensar que aquel hombre que gritaba era mi abuelo, en ese momento adquirí el valor para cruzar a empujones entre la multitud y pude ver todo el escenario, era el mozo del bar que estaba ebrio y tirado en el camino, el hombre había sido despedido por su actitud agresiva que había tenido hace unas horas conmigo, y le habían jurado de muerte si volvía aparecer en el bar.

El verde y el rojo

Mi madre era profesora y como vivíamos en el campo no teníamos colegios cercanos, por lo tanto, me daba clases en casa.
Cuando fallaba en un ejercicio anotaba con un punto rojo y verde cuando lo hacía bien.
El verde parecía siempre mi salvación o felicidad, cuando era niño decía que solo quería ver las cosas en verde hasta hoy, o eso creía.
El rojo era mi color de furia, decía que cada vez que la muerte me buscaba me ponía el color rojo, que mi sangre era maldita por ser roja.
Volviendo a mi historia, me bajé de la vereda e hizo subir al camarero que estaba inconsciente, nadie me ayudó.
En ese momento el semáforo que estaba en rojo, (ya era grande para asumir las posiciones de de mi niñez y creo que ahora cambiaba mi punto de vista), el rojo me daba tranquilidad, como las noches en Palermo, rojo pasión rojo, como mis mujeres, red, red and red, pero ya no quedaba tiempo, el hombre era muy pesado, un joven me ayudo desde arriba y sujetándolo, pero era muy flacucho para agarrarnos a los dos, su aspecto era gótico y lúgubre, de ojos rojos y cabello lacio y oscuro, era pálido y muy huesudo.
El me pronuncio estas palabras:

“El rojo es la clave del fracaso, pero después de tantas caídas, se logra una victoria merecida, el verde puede ser hecho con trampa y por infusiones de colores, el rojo es puro y no se puede recrear ni formar, es primario y necesario para la vida”

De repente la luz se puso verde, corrí pero estaba muy cansado, los perros de la ciudad no se animaron arrimaron a mi rescate, sacaban fotos para recordar mi final, seguramente eran can cerberos que cuidaban mi camino hacia el inframundo.
El subte llegó, todo se puso blanco, bing, bang, fin...

Purgatorio

A caso el niño era la muerte, quizás me tocaba pagar todas las cosas que hice, pero no estoy en el infierno, ni estoy en el cielo, esto debe ser el purgatorio, seguramente algún ángel caído me vio salvar a ese hombre y le envió esta hazaña a Dios y me dio la oportunidad de estar acá y no descender de una vez.
El ambiente es frío, es extraño, no hay masa, no hay cuerpo ni átomos, solo una oficina de estilo oriental, hay una esfera que muestra las acciones de cada uno, se ve que es el último confeccionário.
Adelante mío hay dos hombres que esperan su respuesta.
El primero es un violador que se abusó de tres niñas y como lo hizo drogado no lo recordaba, pero por el mismo hecho de su estado se disparó, la esfera hace una pausa y una voz sale de ella preguntándole si se arrepentía, sin embargo la voz me sonaba parecida, ¿Dónde la había escuchado?...era la voz del niño de blanca palidez, el violador contesto que no, y finalmente unas sombras salieron de la esfera de cristal.
Seguramente era el aura del niño, ya que de esas sombras empezaron a salir unas manos muy finas como de los adolescentes, la situación es muy tenebrosa.
La siguiente persona era un niño que se había dedicado a asaltar para traer comida a su familia, era todo un “Robin Hood”.
Su cabello era colorado, de ojos verdes tristes, su voz tartamudeaba y era algo ronca, jamás había matado a nadie, según la esfera hasta que en ese momento muestran que después del asalto el pedía disculpas a la persona explicándole porque les robaba, en ese momento, una voz de una joven angelical le hizo la pregunta que le había hecho al violador, y este le responde que se arrepentía de robarle a las personas, pero no de ayudar a su familia, una puerta roja llena de cuerpos humanos se apareció en la oficina y el joven se fue de la oficina a través de ella.
Cuando la cruzó, el niño se convirtió en un bebe y una mujer de rostro angelical lo levanto y los llevo en sus brazos.
Ahora me tocaba a mí… ¿Cual crees que fue mi destino?

Lunes 12 de Abril

Aun sigo rondando por esta ciudad, cuando me levante en mi oficina y tenía un par de cheques a favor debido a mis acciones y un certificado médico que decía que me iba a morir.
Decidí dar una parte de mi fortuna a una fundación de niños, ya que era mucho dinero y no creía que me lo iba a gastar todo en un día.
Aprendí que si uno tiene otra oportunidad de empezar de nuevo, debe aprovecharla y entregar lo mejor de uno asimismo y a las otras personas.
Mi primer paso fue averiguar donde vivía el mozo, le ofrecí el trabajo y una parte de mi dinero y este aceptó; después de todo yo comencé esto y lo tenía que terminar.
Llamé a mis novias y les pedí perdón a todas, contándoles que hoy era mi ultimo día de vida.
Ahora estoy en una zona roja, roja de pasión, pues si deseaba terminar muriendo quería que sea divertida, como lo dije soy un psicópata, ja ja, ¿quién me entendería?, no creo que hubiera hecho una buena vida en pareja.

Ya estaba listo para mi regreso…

La vida es una señal, con gestos, palabras, acciones y colores, el mundo tiene muchas cosas y las deriva a su modo.




Pablo Panedigrano

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